Relación, por orden alfabético, de algunos reclusos con situaciones delicadas de salud reportadas durante el mes de noviembre.
Estos casos son apenas una selección del total de las víctimas del sistema penitenciario cubano a lo largo del mes.
Continúan, en la prisión de Quivicán, sin suministrarle el alprazolam que requiere para su tratamiento psiquiátrico, a pesar de que lo hay en las farmacias del municipio.
Sigue sin recibir atención médica a pesar de tener serios problemas en la próstata. Cuando la ha solicitado, los guardias del Combinado del Este han llegado a propinarle golpizas. También sufre de dolores muy fuertes a causa de la artritis, sin que sea examinado por los médicos ni reciba medicamentos
Tiene infección en los riñones y se le están hinchando los pies. No recibió atención médica en la cárcel Aguadores (Santiago de Cuba).
Padece tuberculosis, agravada por la frialdad de la celda en la prisión de Guanajay. También tiene diabetes e hipertensión, para las cuales no le suministran medicamentos.
Padece úlceras, gastritis, cálculos en la vesícula y en los riñones, desórdenes de tensión arterial, problemas en la columna, la cervical, crisis de sacrolumbalgia, sin recibir medicamentos ni atención médica en la prisión Alambrada.
Desde hace más de un mes fue diagnosticado con infección urinaria. Producto del sulfaprim que le suministraron, derivó en una gastritis medicamentosa. Permanece acostado, al no poder levantarse del dolor, y ha perdido más de 20 libras de peso. No lo han llevado al médico. En el campamento donde se encuentra, en Mayabeque, no hay teléfono, por lo que no puede comunicarse con su madre, también prisionera política.
Siguen sin llevarlo al hospital Gustavo Aldereguía a realizarse el electrocardiograma y la ecografía que le orientó el médico del penal Ariza.
Paciente de psiquiatría. El sistema penitenciario no le provee los medicamentos para su esquizofrenia; sin embargo, los oficiales del penal Valle Grande no le suministran los que le lleva su mamá. Ha perdido mucho peso.
Está padeciendo una fisura rectal que requiere operación y aún no le ha sido programada. Ha recibido golpizas cuando se lo ha solicitado a las autoridades de Valle Grande.
Se encuentra totalmente desatendido en la prisión Ariza debido a su discapacidad. Tiene amputados varios dedos de ambas manos, por lo que no puede bañarse y lleva más de un mes en ese estado. Tampoco puede limpiarse cuando defeca y pasa mucho trabajo para comer.
Padece cefalea migrañosa, dolores de la cervical, reuma, alergia y gastritis aguda. Sin embargo, el teniente coronel Juan Miguel Sánchez Duarte, el teniente Yoan y el mayor Kevin de la Seguridad del Estado se niegan a sacarlo de la prisión de máxima seguridad Kilo 8 o a llevarlo al hospital por ser un manifestante del 11J.
Las autoridades de la Prisión Provincial de Granma le niegan la carbamazepina que debe tomar para la esquizofrenia y otros medicamentos que necesita. Está sufriendo hasta 30 convulsiones al día. Cuando ha solicitado sus medicinas, ha recibido palizas propinadas por reos comunes que actúan bajo las órdenes de los oficiales del penal y de la Seguridad del Estado.
Se encuentra perdiendo la visión y los oficiales de la Prisión Provincial de Granma se niegan a que reciba atención médica. Está pesando alrededor de 62 kilogramos, de 75 que es su peso normal, debido a la mala alimentación.
Continúa sin ser llevado al hospital, a pesar de su delicada condición de salud. En el Combinado del Este tampoco le suministran el agua caliente para los baños, orientada por el médico, por el reforzamiento pulmonar que padece.
Debido a las jornadas de 12 horas de trabajo forzado chapeando en el campamento El Molino, está sintiendo calambres en las manos y no recibe atención médica.
Preso político de la tercera edad, al que le faltan las dos manos y padece múltiples enfermedades. Para sus 1.70 metros, está pesando alrededor de 44 kilogramos debido a la escasa y mala alimentación.
Tienen fiebre y catarro, dolores en el cuerpo y no reciben atención médica en la prisión Guamajal de mujeres (Villa Clara).
Le han salido dos forúnculos y no recibe atención médica en la Prisión Provincial de Villa Clara. Se encuentra pesando 48 kilogramos, casi la mitad de su peso original, debido a la mala alimentación en las cárceles donde ha estado detenido.
Tuvo que ser trasladado a la enfermería de la Prisión Provincial de Villa Clara, con síntomas de infarto, tras 17 días en huelga de hambre. Una oficial le comunicó a un familiar que solo estaría allí hasta que se repusiera.
Lleva tres semanas sin recibir el captopril. Tiene una rodilla inflamada, en malas condiciones, debido a una torcedura en un pie, y no puede dormir producto del dolor. En la prisión de Quivicán no tienen analgésicos para suministrarle ni hielo para bajarle la inflamación.
Después de mucha insistencia, fue llevado al hospital de Matanzas a realizarse exámenes. En la prisión Agüica se encuentra sometido a condiciones de mala alimentación, humedad y ausencia de tazas sanitarias que complican los múltiples padecimientos que padece.
Pasa días sin recibir la dieta alimenticia que requiere. Tampoco le dan los medicamentos que necesita ni permiten que les entreguen las medicinas que le lleva su familia. Las galeras de la Prisión Provincial de Mujeres de Camagüey tienen mucha humedad, salideros de agua e insectos que empeoran su condición de salud. Padece asma bronquiectasia, sicklemia, diabetes, reuma, sinusitis. Varias de estas enfermedades no son compatibles con el régimen penitenciario, según diagnóstico de los propios médicos.
Tiene enfermedades en la piel, es asmático crónico y no recibe asistencia médica en la prisión 1580.
Necesita prótesis dental y espejuelos, pero solo ha recibido evasivas y traslados arbitrarios por parte de las autoridades de las prisiones donde ha sido encerrado.