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Personas privadas de libertad con situaciones delicadas de salud (mayo de 2025)

Durante el mes de mayo, el Centro de Documentación de Prisiones Cubanas documentó múltiples casos de personas privadas de libertad con afectaciones de salud que van desde condiciones moderadas hasta enfermedades crónicas, condiciones médicas graves o dolencias agudas, sin que recibieran la atención médica adecuada. En la mayoría de los casos, las necesidades de tratamiento fueron ignoradas a pesar de los reiterados reclamos de las familias o de las propias personas reclusas. A continuación, se detallan algunos de los casos más relevantes:

Alexander Díaz Rodríguez (Campamento de trabajo forzado “El 26”, Pinar del Río): Se encuentra en estado de salud muy delicado debido al cáncer que padece. Está visiblemente delgado y no recibe atención médica, pese a su condición.

Alfredo Luis Limonte Rodríguez (Prisión Provincial de Cienfuegos): Sufre de dermatitis por contacto. El uso del uniforme penitenciario le provoca erupciones severas en la piel, pero no recibe tratamiento.

Aliesky Calderín Acosta (Prisión Kilo 8, Camagüey): A finales de mes se supo que estaba pesando apenas 43 kilogramos, muy por debajo de su peso habitual (60 kg). Llevaba más de dos meses sin recibir captopril, medicamento esencial para controlar su presión arterial.

Amaury Díaz García (Prisión Nieves Morejón, Sancti Spíritus): A inicios de mes, fue víctima de una golpiza tras exigir sus medicamentos. Presentó dolores, inflamación y hematomas en la espalda, estómago, tórax y cabeza. Además, hacia finales de mes, Alberto Argudín, jefe de la Dirección de Establecimientos Penitenciarios en Sancti Spíritus, ordenó que no le entregaran los medicamentos que consume para la hipertensión arterial crónica que padece.

Eider Frómeta Allen (Prisión de Boniato, Santiago de Cuba): Durante el mes, seguía con dolores intensos de muelas sin recibir atención estomatológica. También persistían sus padecimientos de gastritis, hipertensión, asma y afecciones renales.

Félix Navarro Rodríguez (Prisión de Agüica, Matanzas): A través de una llamada telefónica realizada a finales de mayo, expresó que se encontraba en un estado de salud muy grave, con un dolor intenso en el pulmón y gran debilidad física. Sospechaba que, durante una reclusión injustificada en la enfermería junto a pacientes de tuberculosis, pudo haber sido expuesto o inoculado a propósito con alguna enfermedad.

Fray Pascual Claro Valladares (Prisión Kilo 7, Camagüey): Al menos hasta mediados de mes, se encontraba sin atención médica ni acceso a medicamentos para tratar el síndrome de ansiedad que padece. Mide 1.76 metros y pesaba solo 47 kilogramos, lo cual evidencia un deterioro físico severo.

Idael Naranjo Pérez (Combinado del Este, La Habana): El 1 de mayo, fue internado de urgencia en el hospital del penal tras sufrir un ataque de asma. Aunque allí se le diagnosticó una bacteria en el pulmón, fue dado de alta sin recibir el tratamiento correspondiente.

Jaime Alcides Firdó Rodríguez (Prisión 1580, La Habana): Tras varias denuncias en el mes de abril sobre su condición médica, a inicios de mayo continuaba sin acceso a medicamentos. Aunque fue trasladado al hospital penitenciario, solo le habían indicado una dieta blanda, imposible de cumplir en prisión. Padece hipertensión y hemorroides, y había perdido una cantidad significativa de peso desde su reingreso a prisión el pasado 1 de abril, apenas 72 días después de haber recibido una libertad condicional, en el contexto de las negociaciones del Estado cubano con el Vaticano. 

José Daniel Ferrer García (Prisión Mar Verde, Santiago de Cuba): El 31 de mayo se supo que tenía diarreas persistentes desde hacía 31 días y le estaban brotando lesiones cutáneas en el cuero cabelludo, sin recibir atención médica adecuada.

José Gabriel Barrenechea Chávez (Prisión La Pendiente, Villa Clara): A finales de mes se supo que su estado de salud era muy grave. Sufría inflamación en los pies por retención de líquidos y, debido a sus bajas defensas, padecía diarreas intensas y sarna, que le había alterado la coloración de la piel. No recibía atención médica.

José Ramón Solano Randiche (Centro Penitenciario “Tarea Confianza”, Holguín): A inicios de mes, continuaba sin acceso a servicios médicos ni a medicamentos, a pesar de padecer alergias, hipertensión y una hernia en la columna.

José Silva (Prisión de Quivicán, Mayabeque): A finales del mes, permanecía recluido en el destacamento 17, una zona de aislamiento donde se ubica a personas gravemente enfermas para mantenerlas fuera de la vista del resto de la población penal. Tenía una sonda rectal y no recibía los cuidados médicos requeridos.

Julio César Vega Santiesteban (Prisión Provincial de Granma): A inicios de mes se supo que desde hacía dos meses no recibía medicamentos para la hipertensión. Hasta mediados del mes, las autoridades del penal se habían negado en al menos cinco ocasiones a trasladarlo al médico para evaluar la pérdida de visión en un ojo. También necesitaba realizarse un ultrasonido por una posible inflamación de la próstata, sin que se le garantizara ese estudio.

Loreto Hernández García (Prisión de Guamajal, Villa Clara): A inicios del mes, los cambios de clima le habían provocado falta de aire, dolor en el pecho, adormecimiento en las piernas y decaimiento general. No había sido evaluado médicamente.

Nadir Martín Perdomo (Campamento de trabajo forzado “Quivicán”, Mayabeque): El día 16, su madre denunció que estaba padeciendo un catarro fuerte y se encontraba con mucho decaimiento. Las malas condiciones del penal contribuyen al deterioro de su estado de salud.

Onaikel Infante Abreu (Combinado del Este, La Habana): A inicios de mes se conoció de la confirmación, mediante biopsia, de que padece cáncer de garganta. Requiere medicamentos y una dieta específica, ambos inexistentes en la prisión.

Panter Rodríguez Baró (Combinado del Este, La Habana): A mediados de mes presentaba dolores generalizados y serios problemas estomacales. Pese a sus constantes solicitudes, no había sido evaluado por personal médico especializado.

Roberto Pérez Fonseca (Prisión de Quivicán, Mayabeque): A inicios de mes, sufría intensos dolores provocados por úlceras estomacales y presentaba sangrado digestivo. No estaba recibiendo atención médica adecuada.

Yaniel Tejeda Medina (Prisión Nieves Morejón, Sancti Spíritus): Tras declararse en huelga de hambre,  a finales de mes comenzó a orinar sangre como consecuencia del prolongado estado de inanición.

Yosvany Rosell García Caso (Prisión Cuba Sí, Holguín): A inicios de mes, seguía sin recibir atención estomatológica, a pesar de haber solicitado tratamiento por un fuerte dolor de muelas desde hacía más de seis meses. 

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