Sissi Abascal Zamora, una joven cubana rebelde ante el adoctrinamiento oficial, continuará prisionera bajo un régimen de máximo rigor carcelario tras negársele por séptima ocasión el paso a un centro penitenciario de mínima severidad que ya le corresponde. Su caso es un ejemplo fehaciente de las múltiples violencias a las que son sometidas por el Estado cubano las presas políticas para quebrar su resistencia.
El 18 de septiembre de 2025, su madre Annia Zamora anunció que una funcionaria del Ministerio del Interior (Minint) se presentó en la enfermería del penal de mujeres de la provincia Matanzas, La Bellotex, para comunicarle a la joven presa política la decisión.
“Le violan a Sissi sus derechos. Siete veces le ha sido denegada la posibilidad de pasar a régimen de menor severidad. Va a continuar en régimen severo, tras las rejas, en la tercera planta [de la prisión], con uniforme [de reclusa común]. La dirección del penal y la Seguridad del Estado continúan —junto con el tribunal— violando todos los derechos de mi hija”, denunció Zamora en un audio publicado por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH).
Abascal cumplió sus 28 años el 1 de septiembre de 2025. Extingue una condena de seis años de prisión por “desacato”, “atentado” y “desórdenes públicos”, los delitos utilizados por el régimen del Partido Comunista de Cuba (PCC) para castigarla por participar en la manifestación de julio de 2021 (11J) en una localidad rural del municipio Jovellanos, apenas una de las decenas de protestas pacíficas realizadas de forma espontánea en todo el país ese mes.
Sobre su participación en las protestas antigubernamentales de julio de 2021 la joven ha contado: “Mi familia, la mayoría de las personas que viven en mi pueblo, y yo, salimos ese día a las calles a protestar pacíficamente. [Las autoridades del régimen] trajeron a personas del municipio de Jovellanos para que nos golpearan”.
Su reciente cumpleaños coincidió con un proceso de recuperación tras una cirugía de urgencia, según declaró en redes sociales su madre, integrante, como Sissi Abascal, de las Damas de Blanco, movimiento defensor de los derechos humanos.
Abascal fue operada el pasado 28 de agosto en el Hospital Provincial de Maternidad de Matanzas, de bartolinitis (inflamación dolorosa de las glándulas de Bartolino, ubicadas a cada lado de la apertura vaginal), que provoca la acumulación de líquido y puede infectarse. Fue atendida días después de que su madre denunciara que Abascal presentaba problemas ginecológicos y no había recibido tratamiento médico adecuado.
Finalmente, fue trasladada al hospital sin poder avisar a su familia, la cual tuvo conocimiento de la intervención quirúrgica gracias a personas que trabajan en ese centro de salud. Todavía convaleciente, el 2 de septiembre Sissi fue devuelta a la cárcel de mujeres de Matanzas.
Aunque la joven ha cumplido más de la mitad de la sanción de seis años que pesa sobre ella, las autoridades judiciales y penitenciarias se niegan a otorgarle la libertad condicional. También han obstaculizado su acceso a los pases temporales de los que suelen beneficiarse algunas reclusas en La Bellotex. La violencia estatal contra la joven se agrava por las constantes amenazas que recibe para que cese sus denuncias sobre las condiciones inhumanas que enfrenta en prisión. Por su rebeldía y resistencia a las imposiciones del régimen fuera y dentro de la prisión, las autoridades le han hecho pagar privándola de libertad en las condiciones más estrictas posibles y se encargan de hacerle sentir cada día que no es una prisionera común, aunque oficialmente se nieguen a reconocerla como presa política.
La decisión de no otorgarle el beneficio de un cambio de medida se basa en la calificación de “presa negativa” porque rechaza participar en el esquema de “reeducación”: adoctrinamiento impuesto en el sistema penitenciario cubano. De esta manera la están castigando doblemente por su disidencia.
“Sissi no participa en ninguna actividad política en la prisión, no va a trabajar, porque sabe que esos son trabajos forzosos, que obligan a los presos a trabajar y no debe ser así”, ha declarado; “ella es una presa con valores, con sus ideales muy firmes, y no va a hacer nada de eso”.
La situación de Sissi no ha pasado desapercibida a la opinión pública internacional. El pasado mes de septiembre, el gobierno de Estados Unidos reclamó la liberación de Sissi Abascal, quien además es miembro del Partido por la Democracia Pedro Luis Boitel.
Presas políticas, mujeres que resisten en el infierno de las cárceles cubanas
Otros casos de prisioneras políticas también han trascendido en semanas recientes por la violación de sus derechos según estándares internacionales como las Reglas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de las Reclusas y Medidas No Privativas de la Libertad para las Mujeres Delincuentes (Reglas de Bangkok) y las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos (Reglas Nelson Mandela).
Martí Noticias informó a finales de agosto sobre las frecuentes prohibiciones, bajo diferentes pretextos, para que Sonia Álvarez Campillo, madre de Saylí Navarro Ávarez y esposa del preso de conciencia Félix Navarro Rodríguez, no se encontrara con su hija en la cárcel La Bellotex a pesar de tratarse de las visitas reglamentarias que le corresponden a la joven condenada por el 11J a ocho años de privación de libertad.
Asimismo, el pasado 16 de septiembre alertamos sobre la situación de Lizandra Góngora Espinosa, prisionera política del 11J, recluida en precarias condiciones en el penal Los Colonos (Isla de la Juventud), lejos de su familia.
Su esposo declaró a Martí Noticias que “nunca más la han llevado al médico” para atenderle un fibroma que padece y demanda atención ginecológica. La disidente, madre de cinco hijos que fue condenada a 14 años por hechos relacionados con el 11J, presenta inflamación y depende de analgésicos que debe conseguir su familia, pues en la cárcel no hay medicinas ni condiciones para darle tratamiento.
Incluso, en el caso de ser excarceladas, las disidentes cubanas están en peligro de volver a ser encerradas si se niegan a callar. Este es el caso de Donaida Pérez Paseiro, considerada presa de conciencia por Amnistía Internacional, quien fue parte de las decenas de personas “liberadas” bajo condiciones en enero de 2025, como resultado de negociaciones que involucraron al Vaticano.
El 11 de junio de 2025, la activista afrodescendiente y sacerdotisa yoruba fue detenida nuevamente, como represalia por su actividad opositora, su liderazgo religioso independiente y su labor de denuncia en favor de las personas que continúan presas por motivos políticos. En su nuevo periodo tras las rejas, ha visto cómo su salud ha empeorado, sin que las autoridades le proporcionen atención médica oportuna ni suficiente.
En octubre de 2024 el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) publicó sus Observaciones finales sobre el noveno informe periódico de Cuba, donde se expusieron las diversas violaciones cometidas por el régimen del PCC. A este pronunciamiento del órgano de Naciones Unidas contribuyeron diversas organizaciones de la sociedad civil, incluidos los programas de Iniciativa para la Investigación y la Incidencia A. C., Justicia 11J y Centro de Documentación de Prisiones Cubanas.
El comité de la CEDAW instó al Estado cubano a que se abstuviera de utilizar el Código Penal para restringir la labor legítima de las mujeres activistas y las organizaciones independientes, y que no se les detenga y encarcele arbitrariamente. Además, señaló su preocupación por las “amenazas, ataques, violencia de género, estigmatización, acoso, intimidación (…), criminalización, casos de represalias, arrestos y detenciones arbitrarias y campañas de difamación dirigidas contra las defensoras de los derechos humanos, incluidas las periodistas (…), las mujeres que protestan contra las condiciones económicas actuales” y las defensoras de derechos LGBTI+.
Respecto a las mujeres cubanas privadas de su libertad, se expresó la preocupación por los informes sobre violaciones de las garantías procesales y de un juicio justo, así como de “penas severas, malos tratos físicos y violencia psicológica, incluido el uso arbitrario de celdas de castigo en condiciones deficientes y durante períodos excesivos”.
La CEDAW también manifestó preocupación por la negación de visitas familiares a las presas políticas cubanas, quienes también “se enfrentan a obstáculos adicionales para acceder a formas alternativas de detención que les permitirían vivir con sus hijos y sus familias”.
Segundo informe anual del Centro
Este próximo 24 de octubre publicaremos nuestro segundo informe anual, en el marco del Día de las Naciones Unidas. Este informe documenta que entre marzo de 2024 y marzo de 2025 se registraron eventos de violaciones de derechos humanos en prisiones cubanas, incluyendo torturas, castigos arbitrarios, trabajo forzoso y privación de atención médica. Al menos 40 mujeres fueron víctimas directas de estas prácticas, y varias de ellas permanecen recluidas por motivos políticos. El informe recoge testimonios de maltrato físico, amenazas de pérdida de custodia de hijos y aislamiento prolongado.
El Centro reafirma su compromiso con la documentación de estas violaciones y con la exigencia de que el derecho internacional se cumpla también para ellas: las mujeres que, aun privadas de libertad, siguen defendiendo la dignidad como forma de resistencia.