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Historias sepultadas: Muertes en las prisiones del régimen cubano

Texto: Karla Pérez y Yadiris Luis Fuentes, publicado en AdnCuba.
Foto: Ye Jinghan en Unsplash.

Durante seis días el cubano Lázaro Lenin Almenares Álvarez estuvo desangrándose en la prisión Las Mangas, de la provincia de Granma. Finalmente, murió en un hospital el 5 de septiembre de 2023, víctima de una neumonía bacteriana. Las autoridades del penal no respondieron a tiempo a sus pedidos de auxilio.

A inicios de septiembre, las imágenes de la madre de Almenares Álvarez llorando sobre su torso sin vida, en una camilla de hospital, recorrieron las redes sociales:

Te dejaron morir, mi amor, mi chiquitico, cuando yo pedí de rodillas que te trajeran aquí y no lo hicieron. El dolor de una madre no se compara con nada. En el nombre de Cristo Jesús, te pido, Señor, que tomes justicia con quien tienes que tomarla».

Lázaro Lenin, de 32 años, había sido sentenciado a nueve años de privación de libertad por defender a un anciano vendedor ambulante al que la policía había arrestado. Estaba recluido en una prisión olvidada del interior del país. No era un reo por razones políticas ni estaba ubicado en un centro penitenciario de La Habana, donde las denuncias cobran mayor fuerza y cobertura. 

Antes de su muerte, el prisionero “llevaba varios días sintiéndose mal, con fiebre y se lo decía al jefe de la prisión y este le respondía que estaba fingiendo. La madre estuvo en la prisión y les imploró a las autoridades que lo llevaran al puesto médico y le dijeron que no”, contó a ADN Cuba un familiar con identidad protegida por temor a las represalias.

La fuente precisó que Lázaro Lenin también fue golpeado por un guardia del penal, identificado como José Luis Góngora. 

El 5 de septiembre el joven siguió suplicando su traslado a un hospital y la respuesta de los guardias fue llevarlo a un sitio conocido como “el cepo”, en el sótano de la prisión, como forma de castigo por su reclamo de atención médica. Durante todo el camino fue golpeado por el oficial, añadió su familiar.

“En ese momento comenzó a vomitar sangre y fue que lo trasladaron desesperados para la enfermería”, continuó narrando la fuente. Allí nuevamente fue golpeado en el cuello, en el abdomen y en las costillas, lesiones que pudo ver su familia ese día. 

Horas después trasladaron al joven al Hospital General “Carlos Manuel de Céspedes”, en Bayamo, donde falleció. Los resultados de la autopsia indicaron que Almenares Álvarez había muerto como consecuencia de una neumonía bacteriana, pero su familia considera que la infección pudo haberse curado si lo hubieran trasladado a tiempo al hospital para recibir tratamiento, en lugar de haberlo golpeado salvajemente.

“El que le hizo la necropsia vino y nos informó que él llevaba dos horas reventado y que tenía varias lesiones en el cuerpo y que escuchó a la funcionaria de Medicina Legal y a la perito cuando ellas decían que tenían que poner en el acta de defunción que él había muerto de una neumonía bacteriana y no de los golpes”, aseguró la fuente.

Sin embargo, la tragedia no terminó ahí. El día del funeral, el 6 de septiembre, el represor identificado como José Luis Góngora golpeó a la madre cuando ella le reclamó por la desatención médica que sufrió su hijo.

“Tiene un golpe, un arañazo, en el lado izquierdo de la cara, en la misma funeraria. Con la mano le dio”, se informó en un audio divulgado por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH).

Otros datos de 2023

Pese a lo terrible de esta historia, Lázaro Lenin es solo uno de los 11 cubanos que han muerto bajo custodia del Estado cubano en 2023, según estadísticas del Centro de Documentación de Prisiones Cubanas. Ninguno de los fallecidos pertenece a organizaciones opositoras o de la sociedad civil independiente cubana.

De acuerdo a la información recopilada por la organización, el 25 de marzo el cubano Raidel Montalvo se suicidó en la prisión Combinado del Este, en La Habana; al respecto, el reo Ramón Henry Grillo dijo que los guardias descuidaron la situación. El 11 de abril, en la Prisión Provincial de Las Tunas “El Típico”, se suicidó Franklin Domínguez Pérez, que se encontraba desnutrido y había discutido con los guardias porque le negaban asistencia médica, de ahí que fuera trasladado a la celda de castigo donde se ahorcó. Un día después, en Caibarién, en Villa Clara, Henry Negrín Bolaños fue ultimado con un arma blanca por el policía Ariel López Ávila cuando el prisionero intentaba evadirlo. 

Pero hay más. El 16 de mayo murió el recluso Carlos Galindo Ruiz en el hospital Arnaldo Milián, de Santa Clara, luego de diez días en celda de castigo con sangramiento digestivo; el 30 de mayo, en el Combinado del Este, falleció sin atención médica el preso de 22 años Jeankarlos López López, según denunció su madre, quien afirmó que su hijo había sido asesinado a golpes; y el 11 de julio, en la prisión 4 de San Juan y Martínez, en Pinar del Río, murió Luis Alexis Hernández Valdivia, enfermo de neumonía y leptospirosis al que no se le dio atención médica a tiempo.

Siguen los casos. El 15 de julio se reportó un suicidio en la cárcel Kilo 5 ½, también en Pinar del Río; el 18 de septiembre murió el reo Rafael Mojena en la prisión de Granma debido a que no se le suministró a tiempo su medicamento; y la última muerte registrada fue la de Elio Norkis Sanamé Durán, asesinado el 26 de septiembre en la estación de policía de Baracoa, luego de ser detenido y golpeado con las manos esposadas.

La documentación de muertes bajo custodia estatal es un proceso complejo debido al hermetismo del régimen cubano. En ese contexto, la labor de las organizaciones para arrojar luz sobre el fenómeno se complejiza, como expuso a ADN Cuba Camila Rodríguez, directora de programas de la Iniciativa para la Investigación y la Incidencia A.C. —organización de la sociedad civil que agrupa los programas Justicia 11J y el Centro de Documentación de Prisiones Cubanas—.

“Es realmente difícil la documentación de las muertes bajo la custodia del Estado. En muchas ocasiones podemos tener información suficiente para denunciar en las redes sociales, varias semanas luego de que los incidentes han sido reportados. Se hace difícil encontrar personas que puedan verificar o ampliar la información; es necesario localizar familiares o activistas dentro de Cuba que tengan comunicación frecuente con personas privadas de libertad en una prisión en específico, donde haya ocurrido el hecho, y esperar las llamadas telefónicas desde allí, uno de los primeros derechos que se violan cuando hay un incidente en un centro de reclusión”, explicó Rodríguez.

Sobre el número de muertes en las prisiones cubanas, el director ejecutivo del OCDH, Alejandro González Raga, dijo a ADN Cuba que estas muertes son frecuentes por factores como golpizas de los carceleros, abandono al que exponen a los reos y negligencia en la atención médica.

En su condición de ex prisionero político, González Raga presenció en la cárcel casos de reos que murieron de un infarto y “que avisaron con tiempo de antelación que estaban sufriendo o estaban teniendo síntomas, por falta de atención o por posponer llevarlos a un médico estos murieron”, enfatizó.

Igualmente mencionó que las muertes por suicidio son muy comunes y aportan un número importante de víctimas, aunque recordó un caso de supuesto suicidio donde las autoridades penitenciarias estuvieron involucradas:

“El preso amaneció muerto en una celda de castigo y fue producto de una golpiza que le dieron los guardias y después dijeron que el muchacho se había ahorcado”.

Otra de las organizaciones que revela cifras sobre la violencia estatal cubana es Archivo Cuba, que ha documentado 4 374 asesinatos atribuidos al régimen cubano desde 1959, de los cuales 3 069 fueron fusilamientos sin juicio.

Los datos de la ONG en 2022 confirman que otros cinco cubanos murieron bajo custodia estatal; ellos son:  Christopher O’Brien Bernard, de 43 años, encontrado ahorcado; Alfonso Chaviano Peláez, activista, detenido y muerto al día siguiente de su reclusión; Exduyn Urgelles Huete, asfixiado mientras lo llevaban esposado en un auto policial; y Ulises Claro Peña, de 32 años, y Kevin Canlo Morales, golpeados hasta la muerte en prisión.

Estas cifras, aunque extraoficiales, dan cuenta de un alto porcentaje de hombres fallecidos bajo custodia estatal en la isla, mientras que las mujeres, una vez más, aparecen muy poco en los registros. Al respecto, la directora ejecutiva de la organización CUBALEX, la abogada Laritza Diversent, comentó que esta invisibilización puede deberse a que existe menor cantidad de prisiones de mujeres en el país y a las amenazas vicarias. 

“Las mujeres son más susceptibles a la violencia vicaria* y esa puede ser una de las razones por las que no salen denuncias sobre muertes de mujeres bajo custodia estatal. Por ejemplo, en cuando a falta de atención médica sí han salido más denuncias sobre fallecimientos de mujeres embarazadas, por negligencia, etc.”, añadió la jurista cubana.

Fallecidos en huelga de hambre en las prisiones cubanas

Otro tipo de muerte que recae sobre el Estado cubano es la provocada por huelga de hambre, una forma de protesta empleada por las personas privadas de libertad para reclamar sus derechos. 

La Comisión Internacional Justicia Cuba documentó desde 1966 hasta 2020 que al menos 14 prisioneros políticos cubanos fallecieron a causa de huelgas de hambre.

El último opositor fallecido que la organización registró, tras una huelga de 40 días, fue Yosvany Aróstegui Armenteros, en agosto de 2020. No obstante, un monitoreo realizado por ADN Cuba detectó otros tres fallecidos como resultado de huelgas de hambre durante 2021 y 2022, lo que elevaría esa cifra, al menos, a 17.

Los últimos tres casos corresponden al anciano Pablo Moya Delá, activista de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), que falleció en 2021 en el Hospital “Juan Bruno Zayas”, de Santiago de Cuba, tras llevar más de 40 días en huelga en prisión; el joven recluso Andy Andriel Reyes Cruz, en la prisión Nieves Morejón, de la provincia de Sancti Spíritus, en septiembre de 2022; y Fidencio Pérez Diéguez, que falleció en noviembre de 2022 en la sala de penados de Camagüey luego de 56 días de huelga de hambre. Estos dos últimos casos fueron difundidos por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH).

Infografía: Daniel Sánchez.

Uno de los casos más emblemáticos de prisioneros políticos fallecidos en huelga de hambre en la Isla es el del disidente y poeta cubano Pedro Luis Boitel. 

Boitel se opuso a los regímenes de Fulgencio Batista y Fidel Castro y murió el 25 de mayo de 1972, tras una larga huelga de hambre en la que exigía que se respetaran los derechos de los presos. Hasta la fecha permanece enterrado en el Cementerio de Colón, en La Habana, en una tumba sin identificación, como último oprobio contra él.

Sobre Boitel, el ex preso político Ernesto Díaz Rodríguez, uno de los “plantados”, dijo en entrevista con nuestro medio que era un “líder indiscutible” y que “estuvo varias veces en huelga de hambre. “Él ya estaba determinado a acabar con esa situación y eligió el camino de inmolarse”, afirmó.

“Fue muy doloroso para todos nosotros (prisioneros), pero él tenía una resolución irrevocable y no podíamos hacer nada para sacarlo de ese conflicto. Muchos compañeros trataron de persuadirlo para que dejara la huelga, pero ya Boitel había tomado esa decisión. Se fue disecando poco a poco, hasta que lo sacaron a los 52 días y estaba ya en estado de coma. Lo llevaron a un cubículo especial que habían preparado y son tan sádicos que le pusieron un plato de comida delante y le preguntaron si iba a comer, estando en coma. Lo dejaron que falleciera”, insistió.

¿Qué pasa dentro de las prisiones cubanas?

Según el OCDH, en Cuba existen 298 instituciones penitenciarias, entre ellas 53 prisiones de alta seguridad y varios asentamientos y granjas de reeducación. La ONG precisa que la población penal es de 146 030 personas privadas de libertad.

Sin embargo, el régimen cubano ha rechazado reiteradamente el escrutinio de sus cárceles por parte de organismos independientes como la Cruz Roja Internacional.

Solo en 2013 el régimen permitió la entrada de medios de prensa internacionales a las cárceles. Sobre este hecho Camila Rodríguez mencionó que “se vio a personas halagando el sistema penitenciario, como si se tratase de un sistema ejemplar, en el que la privación de la libertad funcionase como momento para la reeducación y la preparación para la reinserción en la sociedad”.

Pero, ¿qué oculta la dictadura cubana en sus cárceles? 

“Esta falta de escrutinio internacional, basada en una supuesta y reglamentada autosuficiencia del Estado cubano para la fiscalización de las prisiones, ha dado lugar a que se comentan cada mes, deliberadamente y sin riesgo de sanción, cientos de incidentes represivos o violatorios de derechos humanos al interior de las prisiones. Únicamente en 2023, el Centro de Documentación de Prisiones Cubanas ha documentado 1028 eventos en cerca de un centenar de centros de detención y reclusión del país, 308 se refieren a problemas de salud y falta de atención médica, mientras 750 están relacionados con la implementación de prácticas de hostigamiento y represión contra las personas privadas de su libertad, ya sea por parte de las autoridades, o por parte de reclusos comunes en complicidad con las autoridades del penal y la Seguridad del Estado, además de las muertes bajo la custodia del Estado”, precisó Rodríguez a nuestro medio.

Unas 385 personas prisioneras han sido víctimas de violaciones a sus derechos, de ellas 50 son mujeres y el resto hombres, según detalla el Centro de Documentación de Prisiones Cubanas. 

“El régimen cubano ha demostrado, a través de sus respuestas a instancias como el Comité contra la Tortura de la ONU, que no permitirá la opinión sobre el terreno de expertos internacionales sobre algo que tan celosamente resguarda, sus prisiones. De ahí la importancia de que la sociedad civil, las organizaciones internacionales, los gobiernos democráticos hagamos presión sobre este particular”, expresó la activista exiliada en México.

Justicia 11J inició la campaña Miren las prisiones en Cuba en junio de 2022 para que organizaciones de derechos humanos y asistencia humanitaria visitaran las prisiones del país con acompañamiento de actores de la sociedad civil. 

Sin embargo, la campaña no fue sostenible en el tiempo ni suficiente para llamar la atención de las organizaciones internacionales, acotó Rodríguez.

Ahora, con la creación de Iniciativa para la Investigación y la Incidencia A.C. la idea de la campaña se transformó en el programa Centro de Documentación de Prisiones Cubanas, que, como mencionara Rodríguez, no solo pretende archivar lo que sucede en las cárceles, sino también “dar seguimiento a la situación de las prisiones”.

“Básicamente, la campaña mutó, se convirtió en algo más grande, que es un programa de investigación e incidencia centrados en la temática de la campaña, con su mismo propósito. Por el momento, nuestro único contenido periódico es la actualización mensual sobre situaciones de prisiones y personas en situación marcada de vulnerabilidad, que solemos publicar a inicios de cada mes”, aclaró.

ADN Cuba intentó contactar al Ministerio del Interior (MININT) y a la Presidencia para un comentario, pero al cierre de la investigación no obtuvo respuesta.

*Violencia vicaria es aquella forma de violencia contra las mujeres en la que se utiliza a los hijos e hijas y personas significativas para ellas, como un medio para dañarlas o producirles sufrimiento. Confluyen conductas de violencia familiar, física, psicológica, de género, económica, patrimonial e institucional.

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